La casita Eiffel


Esta pequeña casa se ubica perdida en una villa termal que en sus buenos momentos, albergó numerosos hostales y residencias por el atractivo de sus aguas. Muchas de ellas se encuentran hoy en día en el olvido, como tantos otras edificaciones de Portugal.

Por los escritos encontrados en su interior, esta casa quedó abandonada sobre el año 98 por motivo desconocido. Como veis, todavía mantiene mucho mobiliario y objetos de la época. 
La vivienda tan solo consta de un salón, cocina y dos habitaciones. En una de ellas, resaltaba en la mesilla de noche una figura de de la Torre Eiffel, quien sabe si souvenir de algún familiar o  decoración de sus dueños. Lo cierto es que no pegaba con las demás figuras religiosas de la habitación. Fue curioso ver que el baño se situaba en una caseta exterior, pegado a la puerta principal. Seguramente por tema de higiene, pero el salir de casa un día de invierno para hacer tus necesidades no debía ser muy agradable. De aquellas se usaban mucho las bacinillas. 
La casa es humilde y pequeña pero su imagen inalterada y decadente merecía ser retratada.


















La macrodiscoteca


Esta enorme sala de fiestas cerró sus puertas en el año 1992 por causa de un incendio en una de sus instalaciones. Desde ese año la sala permanece cerrada y en completa oscuridad, guardando aun todo en su interior. El vandalismo ya ha pasado de nuevo por aquí pero milagrosamente aun sigue manteniendo muchas cosas en su lugar, conservando la esencia de la época de la sala pero ahora en completa decadencia.

La discoteca de divide en dos pisos, con varias barras aun llenas de copas y botellas a medio abrir. En varias zonas había espacios exclusivos con sillones. Por toda la sala había discos de vinilo y flayers de invitaciones de fiesta, la más reciente de fin de año del 92. También se servían comidas, ya que la sala contaba con un burguer y zona de restaurante, con su respectiva cocina y almacenes llenos de humedad. Pero el detalle más atractivo de esta macrodiscoteca son sus cortinas de colores colgadas del techo, visibles desde toda la sala, aun milagrosamente en su lugar.

La sala estaba tan oscura que solo con la luz del flash de la cámara se podían intuir mejor sus elementos. Después, editando las fotos incluso vi más detalles que en el momento de la exploración.

Sin duda este lugar sorprende por su conservación dentro de tanta oscuridad y humedad. Quien pudiera retroceder en el tiempo para poder verla en sus mejores momentos, llena de gente usando cada uno de los elementos que ahora permanecen en completa decadencia.