El bacaladero historico


Cuaderno de bitácora: llevamos 5 meses mar adentro, los gélidos vientos del norte calan el navío que surca a barlovento aguas de Groenlandia en busca del mejor tesoro gastronómico, el bacalao.

Nos adentramos esta vez en uno de los barcos que formaba parte de la “flota blanca portuguesa”, buques de pesca que navegaron durante años en aguas de Terranova y Groenlandia.


Fue construído en 1938 en un astillero Holandés. Tenía una capacidad a bordo de 60 personas. El barco mide casi 70 metros de largo por unos 10 metros de ancho. Sus cuatro mástiles miden unos 35 metros de alto. El casco estaba diseñado para surcar aguas en difíciles condiciones de navegación, pudiendo incluso atravesar zonas de hielo cargando un máximo de 500 toneladas de bacalao. Está pintado de blanco, como el resto de la flota, para permitir el reconocimiento de los barcos portugueses, neutrales durante la Segunda Guerra Mundial por las fuerzas en conflicto.

La técnica de pesca utilizada era por medio de los Doris, pequeñas embarcaciones a remos y vela con capacidad para uno o dos hombres, desde estas embarcaciones se pescaba con palangres (anzuelos) y después descargaban en el buque nodriza.

Cada pescador intentaba pescar lo máximo posible, pues su sueldo dependía de la cantidad de capturas. La jornada de trabajo podía durar casi 18 horas al día en campañas de varios, largos y duros meses. Los riesgos que asumían estos pescadores eran muy elevados por los fuertes temporales e intensas nieblas.En invierno las temperaturas podían bajar a 30 bajo cero y por desgracia el pescado se limpiaba en cubierta, antes de llevarlo a las bodegas para salar. No era extraño que en los años cincuenta y sesenta, en aguas de Terranova, se recogieran tripulantes portugueses de Doris perdidos en el mar.

Al regresar a puerto, los barcos traían en las bodegas el llamado bacalao "verde", o sea, sin cabeza ni vísceras y salado dos veces. Los bacaladeros portugueses mantuvieron esta técnica de pesca hasta 1972.

Después de casi 40 años abandonado fue transformado en yate de recreo con el nombre de “Polynesia”, actualmente continua flotando en un estado de completa decadencia.
La exploración fue todo un éxito, no las tenía todas conmigo de poder subirme a bordo pero con un poco de maña pudimos acceder dentro del navío. El suelo de madera crujía por todos lados y el olor era la mezcla perfecta entre madera y agua salada. Me sentí con mucha suerte de poder estar a bordo de esta joya histórica del mar a pesar de no poder acceder al interior de las bodegas o cabina de mando.




















3 comentarios:

  1. Alli por el Norte teneis abandonos chulos, en cambio aqui en Madrid un barco es chungo que encuentre jejeje

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  2. Maravillosas fotos!!!

    Dónde está esa joya flotante??

    Gracias por compartir

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