La casa de 1893


Por poblachos gallegos siempre encontramos lugares humildes bien conservados, sin apenas vandalismo, solo deteriorados por el paso del tiempo.

Nos decidimos parar e inspeccionar una casita con una fachada con mucho encanto, de la que se puede leer el año de construcción en la forja de una barandilla, 1893. Muchas veces, en lugares humildes como este, te encuentras con grandes sorpresas. Simplemente con que el lugar tenga mobiliario conservado y objetos de otra época merece ser explorado y retratado.

En esta casa nos podemos encontrar cosas muy interesantes; como una orla del seminario de Santiago de Compostela de la promoción de 1962-1963, revistas vintage de principios de los años 80 o bebidas alcohólicas de lo más añejas, como es el ponche o el anís.

Son muchos años en constante deterioro y el tejado deja de hacer su función por varias zonas de la casa, empezando a discurrir el agua de lluvia por las paredes. En poco tiempo una de las camas corre serio peligro de hundirse al piso de abajo. Son escenarios donde ves claro el lento proceso de muerte de un lugar.


























 


Solar del piano de cola

 

El mundo está lleno de lugares abandonados increíbles por descubrir. Lugares que pasan desapercibidos para la mayoría de la gente, donde pasan los años y todo permanece en su sitio pero con el incesable desgaste del paso del tiempo. A veces están tan bien conservados que tu mente parece retroceder en el tiempo e imaginarse la vida que podía tener ese lugar en el que te encuentras en aquella época En ese momento te das cuenta del paso del tiempo, de que vives en una época moderna, como si vinieras del fututo. Esa es la magia del urbex. Los sentimientos de cada lugar son únicos.

En esta increíble casa portuguesa, los sensación fue esa que describí. Verdaderamente me sentí fuera de lugar, como si fuera un habitante del futuro visitando un lugar del pasado. Son sitios que se podrían denominar cápsulas del tiempo.

En este caso retrocedemos al siglo XIX, donde una familia adinerada y noble se asienta en un pequeño pueblo portugués. Tienen tierras de cultivo y mucho ganado. Por la casa pasan varias generaciones en donde destaca el cargo militar reflejado en los diferentes escudos militares repartidos por toda la casa y una armadura real de la época colocada en una de las estancias. Además, también algún músico vivió por allí, no se tiene un piano de cola en el salón por simple decoración. 

Como veréis, esta casa es un museo, guarda objetos y mobiliario de la época de lo más sorprendentes, todo ello con la decadencia que conlleva el paso del tiempo.