La vieja casa


Caminar por esta casa fue algo de lo mas arriesgado. No solo por el continuo ladrido del perro de la casa vecina que alerta a toda la calle de que hay alguien ahí, sino también por el pésimo estado de deterioro de los suelos. Por riesgo a no acabar en la bodega de la planta baja, las pisadas por la vivienda fueron las justas, una foto a cada habitación y nada de adentrarse a curiosear.
La casa es muy antigua, construida en piedra sobre las cuadras de los animales, seguramente haya sido una de las primeritas de la zona. El interior es prácticamente todo de madera. Techos, sillas, camas, muebles, suelos…todo del siglo pasado.  Viendo todo su aspecto, fue abandonada antes de entrar al siglo XXI. Debido al paso del tiempo sin ningún cuidado, hay numerosas grietas y zonas del suelo podridas que hacen peligrar la casa de un posible derrumbamiento.























Vuelta a los barracones


Un año después, volvemos a la zona de barracones. La visita volvió a ser rápida y sigilosa debido a su alta vigilancia. No fue nada fácil moverse por allí debido a la espesa vegetación crecida en todos los años de abandono.
Una vez dentro del edificio, el aspecto era el mismo, solo el tiempo parece pasar por estos sitios. Aunque ya hayan sido vaciadas gran parte de las instalaciones, en este lugar se reconoce fácil la función de las salas.
En la planta baja hay una amplia sala de reuniones y proyección, además de un bar, zona de ocio y peluquería. Subiendo a los tres pisos superiores se sitúan los barracones, repletos de colchones hasta los pasillos. También había salas de enseñanza, una en cada piso. En lo mas alto del edificio hay un trastero con diversos trastos, sillones, sábanas, electrodomésticos de la época... quizás la sala más intacta desde su cierre.
Ahora con mejor cámara quiero mostraros un poco mejor este solitario lugar.





































La casa de los oficiales


Aun sin conocer la función de este edificio, la intriga era bastante. Viendo la misma distribución de las habitaciones en sus tres plantas fue fácil reconocer su función. Como bien marcaba en una chapa en cada puerta, aquí se alojaban algunos de los altos cargos de la marina, oficiales y comandantes entre otros. En gran parte todo fue vaciado, pero aquí aun quedaban las camas y algunos muebles sueltos. En quince años de abandono el edifico ya casi se camuflaba entre la vegetación.