En 1988 se inaugura este parque acuático, uno de los más grandes y completos de la época en la península ibérica. Tras ocho años a pleno rendimiento, miles de personas gozaron de sus instalaciones. 148.000 m2 de piscinas y toboganes en donde el agua y la diversión iban de la mano. Por diversos motivos económicos, en 1996 cierra sus puertas y a partir de ese año cae en el abandono.
Un recinto tan grande es difícil de mantener a salvo por lo que durante todos estos años ha sufrido de saqueos y vandalismo de todo tipo. Muchos de los toboganes han sido desmontados y la vegetación crece sin cesar. Pero a pesar de ello, aún se puede apreciar las ruinas de lo que algún día fue un gran parque acuático.
Como se observa, después de tantos años de abandono, la naturaleza ha invadido su terreno, floreciendo entre los toboganes y tapando piscinas. Para llegar a ciertos sitios solo podías seguir un camino medio hecho por el hombre de entre las zarzas, y lo más curioso es ver como a cada paso se espantaba la fauna local como lagartijas, pájaros y hasta gatos.
Había que tener mucho cuidado en el momento de pisar los toboganes, ya que el material estaba tan desgastado que crujía y en muchas zonas veías el suelo debajo a un metro de caída en donde te podía quedar la pierna atrapada.
Es una locura pensar en la diversión que dio a tanta gente este lugar y en que se ha convertido.
