El cine de pueblo


Por una ventana rota en los baños de letrina, accedemos a una antigua sala de cine anclada a su época. Esta y otras tantas salas de cine fueron víctimas de la despoblación rural y de la llegada de la televisión. Con el tiempo fueron cerrando sus puertas y ahora permanecen en completo abandono. 


"Era uno de esos cines de pueblo que ahora parece imposible que llegasen a existir. La ausencia total de otras opciones de ocio y la dificultad de las comunicaciones con las capitales de la comarca permitieron florecer una sala de proyección que sólo funcionaba en fines de semana y en la que triunfaban las sesiones dobles del peor western, con su sesión de cine religioso en semana santa. Alguna que otra vez incluso se anunciaba a bombo y platillo que ese sábado pasarían una de la joven Lola Flores, probablemente la actriz que más deslumbraba a la población local"

"Aquel negocio familiar, las salas de cine, tenían fecha de caducidad: las distancias se acortaron acercando a los oriundos del lugar a las nuevas formas de ocio "urbanas" y finalmente la TV llegó a todas partes, incluso con el tiempo a aquellos pequeños y olvidados pueblos."

"Incómodas butacas de madera vacías, recubiertas de polvo, ante una inmensa pantalla blanca en la que ya ninguna luz se encarga de crear ilusiones. En la cabina, al lado de un pequeño visor como aquel de Cinema Paradiso aún permanecía, inmóvil, un proyector que años después fue cedido temporalmente al ayuntamiento del lugar para una exposición dedicada a la gran pantalla en la comarca y que nunca fue devuelto (a día de hoy me lo imagino pudriéndose en los sótanos de alguna dependencia administrativa del Concello de Porto do Son, probablemente con montañas de papeles apilados a su alrededor)"