Este bello lugar, bastante conocido ya en el mundillo del urbex, es perfecto para perder la noción del tiempo haciendo fotos a su interior.
La primera impresión al mirar hacia arriba es fascinante.
Su exterior no llama mucho la atención. Incluso una vez dentro, el estado es pésimo, fue vaciado casi por completo y las humedades hacen peligrar muchos de los suelos y techos. La joya de este lugar es su galería interior, llena de ventanas y detalles angelicales. Sin vandalismo, solo el paso del tiempo y la vida de las palomas instaladas en lo más alto hicieron ensuciar los suelos y balcones de este precioso lugar. Aun así, desde cualquier ángulo la foto enamora.
Su historia comienza en el siglo XVIII, construído como residencia de lujo de varias eminencias del país. Más tarde, el edificio fue vendido al estado y pasó a convertirse en Ministerio de educación durante sus últimos 80 años de vida. El fin de este palacio llegó comenzando el sigo XXI, con la compra de una empresa privada para reconvertirlo en hostelería, una remodelación que nunca se llegó a realizar. El edificio, catalogado como inmueble de interés público, quedó paralizado hasta día de hoy.
