El réquiem de una casa


Galicia está llena de tesoros dentro de este mundo de los abandonos. Cada mes intento publicar algunos de los lugares que visitamos pero tenemos muchos más en archivo, pendientes de publicar y en secreto. Y lo mejor es que aún tenemos muchos más pendientes de visitar. Todo ello y un mapa lleno de puntos por explorar hace que sigamos año tras año entusiasmados con esta incansable afición. Nos sentimos afortunados de vivir en Galicia y tener a Portugal a tiro de piedra, uno de los países europeos más bellos y repleto de lugares abandonados.

El año 2021 se termina y comienza uno nuevo cargado de nuevas y buenas exploraciones seguro. 

Quiero cerrar este año con una de las casas gallegas que más me ha sorprendido. Se trata quizás de la casa más peligrosa por la que hemos transitado. Y se trata también de la casa en la que más notamos el deterioro únicamente por el paso del tiempo, en concreto más de cuarenta años.

En estos tiempos es muy difícil encontrar una casa que se mantuviera cerrada durante tanto tiempo, expuesta durante cuarenta años a las adversidades y que encima guarde tantos tesoros dentro, sin haber sido vandalizada. 

No conseguimos averiguar a quién pertenecía, pero estamos seguros de varias generaciones pasaron en ella. 

La casa es grande, de dos pisos, aunque una parte de la vivienda estaba en ruinas, ya que se había desplomado parte del tejado. Son demasiados años de abandono encima, los techos y los suelos de madera se deshacen a casa pisada. La humedad era terrible y encontrarse con tantos objetos antiguos y mobiliario original resistiendo allí dentro fue una locura. Tristemente, muchas memorias quedarán sepultadas en este lugar. 

Tenía dos pianos de pared, aunque solo queda uno en pie, en una pequeña esquina de un salón que todavía no se ha venido entero abajo, a pocos metros tiene una montaña de escombros que ha de derrumbarlo todo en poco tiempo. El otro piano, ya no ha resistido más tiempo en un suelo hundido de madera podrida. Ha terminado estrellado en el piso de abajo, fue lo primero que vimos al entrar por la bodega de la casa. Parece que los dos pianos estaban destinados a morir aquí, como si de un réquiem se tratase.

Como en tantos otros lugares, ojalá poder retroceder unos años y lograr verla completamente intacta. Aún así, es una suerte poder ver esta casa en este estado de abandono que tanto nos gusta.










































El pazo oculto



Si hablamos de casas señoriales tradicionales en Galicia, donde residieron personas importantes de la comunidad, hablamos de los pazos. El vocablo pazo es un cognado de palacio, procedente del latín.

Fueron de importancia crucial en los siglos XVII a XIX, relacionados con la arquitectura rural y monástica y con el sistema de organización feudal, ya que constituían una especie de unidad de gestión local alrededor de los cuales transcurría la vida de los aldeanos.

Pues bien, tras el paso de los años, la forma de vida ha cambiado y son pocos los pazos que hoy en día se pueden permitir el lujo de sobrevivir con todo su esplendor. Muchos se encuentran en venta y algunos, por desgracia, caen en el abandono.

En nuestras exploraciones nos encanta encontrarnos con pazos abandonados, ya que reflejan muy bien la vida de la alta sociedad de nuestra comunidad de varios siglos atrás.

Para encontrar estos sitios, además de buscar noticias relacionadas, una de las claves es rastrearlos por google maps. De esta manera vas marcando posibles lugares en los que solo queda viajar hasta ellos para salir de dudas en si el lugar merece la pena o no.

Este pazo lo teníamos marcado desde el comienzo de nuestras exploraciones pero pasó mucho tiempo hasta que nos decidimos en visitarlo.

Una vez allí, fue todo una sorpresa. Ya antes de entrar nos dimos cuenta de la importancia que tenía. Un extenso terreno amurallado, arboles centenarios, un gran horreo, grandes braesones de piedra, una mina de agua propia.. todo cubierto de maleza crecida en decenas de años de abandono. La cosa no tenía mala pinta.
 
Pues así fue, dentro guardaba tesoros de aquella época. Mobiliario y objetos que han quedado en su lugar, supervivientes ante el paso del tiempo. Estanterías llenas de libros viejos, cuadros de sus antiguos propietarios, vajilla antigua, un piano de pared o baúles llenos de objetos que hoy en día están totalmente obsoletos.

En estos lugares siempre te invade una sensación de curiosidad, incertidumbre e interés por la vida que hacía. Ojalá poder conocer todos estos lugares en sus días de esplendor.

Por lo que pudimos averiguar, en un comienzo pertenecía a terratenientes del lugar, pasando por la nobleza y militares. Y en sus últimos años de vida, a mediados del siglo pasado, pertenecía a un afamado oftalmólogo, que cedió sus posesiones antes de fallecer a varias organizaciones.
Actualmente muchos de estos objetos se han catalogado y puestos en valor en un lugar seguro, fuera del alcance de todo aquel que se adentrara como estaban. El pazo espera ahora ser recuperado y comenzar un nuevo futuro. Esperemos que pronto y con el valor que se merece.