Local Social, café



Este es uno de los numerosos edificios emblemáticos del pueblo. La gente mayor, y no tan mayor, lo recuerda como un lugar de ocio y de reuniones.
En la planta baja se haya la cafetería, una zona amplia en donde se organizaban coloquios y asambleas por y para el pueblo.
En las demás plantas del edificio vivían los dueños del local y por lo que se intuye, también alquilaban habitaciones.
El edificio funcionó desde principios del siglo pasado hasta la década de los noventa, aunque la planta baja de cafetería se mantuvo en activo hasta hace pocos años. Tras varios años del cierre, todo se encuentra en pésimo estado de abandono. Recorriendo sus estancias aún se pueden encontrar numerosos objetos llenos de polvo y sorprenderte por la bonita escalera que da acceso a sus tres pisos.

Este es otro local mítico que se apaga y que ya forma parte de la historia del pueblo.































La casa revuelta del reloj

 

En esta afición, por cualquier camino o carretera siempre vas con el radar puesto. En el momento que te cruzas con un lugar que tenga un aspecto abandonado te fijas en el.

Si tienes tiempo de pararte para ojearlo más de cerca es la clave para verificar si realmente está abandonado o no. Si en el momento vas preparado para explorar, con mucho cuidado se intenta acceder, pero si no vas preparado, el lugar se marca para explorarlo en el momento que se pueda.

Con esta casa sucedió algo así. La encontré con el radar activado, de camino a otro lugar. Como tenía tiempo decidí parar para verla más de cerca y verificar que se tratase de un lugar abandonado. Efectivamente lo estaba, pero a veces sospechas de que algún indigente pueda estar okupando la casa, olía raro. Así que decidí fijarme bien en ella para volver otro día y comprobar que todo siguiese igual. 

Después de tres visitas de seguimiento en diferentes fechas, me aseguré de que nadie iba por allí. Con tranquilidad, sigilo y algo de agilidad pude acceder por una de las ventanas. Efectivamente comprobé que nadie pisaba esa casa desde hace varios años.

Estaba todo muy revuelto y olía a podrido, algo bastante frecuente en este tipo de lugares. A pesar de su caótico desorden, había cantidad de mobiliario y objetos que me llamaron mucho la atención. Se notaba que la casa tenía un cierto encanto antes de llegar a esta situación. Sillones de terciopelo, muebles de buena madera, vajilla, jarrones o un elegante reloj de pared son, entre otras cosas, las que me sorprendieron de este lugar, del que no me esperaba gran cosa.

Desconozco la causa del abandono, pero viendo su aspecto, saquen sus propias conclusiones.