La casa del náutico

 

Son bastantes años los que llevamos practicando esta afición. Explorar lugares abandonados no es para todo el mundo, tiene que gustarte la decadencia y el misterio que guardan, a veces acompañado de la adrenalina, pero sobre todo tiene que gustarte el hecho de explorar. 

Como ya se vino comentando, esta afición cada día está más extendida y masificada. Lo cierto es que lo veo normal, el hecho de entrar en estos lugares es algo que atrae a mucha gente. Esto trae consigo una parte negativa en cuanto al deterioro de los lugares. Ya no es solo el paso del tiempo lo que envejece un lugar, sino el paso de la gente por estos sitios tan sensibles. Lo más importante es guardar el respeto que se merecen porque no somos nosotros los dueños ni mucho menos de estas propiedades y por ello debemos cumplir con las "normas" básicas del urbex.

Pues bien, con todo esto cada vez es más difícil encontrar un lugar por el que no ha pasado nadie en todos los años de abandono y que permanezca cerrada tanto tiempo cerca de una gran ciudad.

Es el caso de esta humilde casa. Las telas de araña invadían casi todo su interior, por lo que hubo que ir avanzando quitándolas con un palo improvisado. Una experiencia que ya hemos vivido varias veces y que certifican que hace mucho tiempo que nadie camina por allí. 

Dentro guarda muchas cosas de la época, entre ellas muchas revistas y fotos antiguas, destacando la cantidad de material náutico como planos, bengalas y hasta una orla de la escuela oficial náutica de la promoción de 1964, algo bastante indicativo de quien pudo vivir en esta casa . Las últimas fechas de la casa eran de 1997.




































Quinta del billar


Aquí va un reportaje realizado a finales de 2018. Tengo este lugar pendiente de editar y publicar desde hace cuatro años y por fin lo saco a relucir.

Se trata de una quinta portuguesa del siglo XIX en la cual el tiempo ha quedado paralizado desde que nadie vive allí. En ella permanecen numerosos objetos y mobiliario de la época, resistiendo ante el paso de los años. Aunque.. por lo que tengo visto,  en esta quinta ya han robado y desaparecido muchos objetos, además de que el techo ya ha cedido bastante más de lo que estaba y la mesa de billar apenas resiste entre los escombros.

Los años pasan cada vez más rápidos en estos lugares sin vida, en donde cada temporal, cada gota, cada día y sobre todo cada visita humana altera y hace peligrar su estado original.