La casa del niño que llora

 

Seguimos en ruta en búsqueda de más lugares abandonados. Tenemos marcadas varias casas antiguas con un aspecto descuidado en la fachada. Solo queda acercarse y comprobar su estado actual. 
Esta casa tenía las paredes desgarradas, cristales rotos y enredaderas penetrando por las ventanas. Signos evidentes de abandono desde hace bastantes años. El acceso era fácil ya que una puerta estaba rota por abajo pero la situación era bastante cantosa por las personas que transitaban la zona. No queremos llamar la atención al acceder en estos lugares por eso evitando problemas esperamos un momento de calma y para adentro. 
La casa estaba en peor estado del que imaginamos, pero bastante entera en cuanto a objetos y mobiliario. Con mucho cuidado empezamos a recorrerla y observar toda esa bonita decadencia que buscamos, cuestionándonos también las mismas preguntas de siempre, quién, cuándo y por qué ha quedado todo así. Indagando un poco por la casa (nos encanta) encontramos fechas bastante diversas, pero es posible que esta vivienda dejara de habitarse hace más de treinta años, realmente había objetos muy antiguos. 
En el comedor nos llamó la atención un cuadro retrato bastante grande de un niño llorando. Indagando por internet, este cuadro tiene una oscura historia detrás la cual merece la pena leer:


El pintor italiano Bruno Amadio creó la obra en 1950. Pronto tuvo una amplia distribución y era común verla en muchas casas del país, pero el cuadro oculta una terrible historia detrás.

El niño que llora” es una reproducción impresa en serie de un cuadro del pintor italiano Giovanni Bragolin, o Bruno Amadio (su nombre real), que fue muy vendida en los años ‘50, por lo que no es difícil encontrarla en las casas de los abuelos, o haber crecido viendo su estampa, pero la historia detrás de ella dista de ser bonita.

La historia se remonta al año 1911, cuando nació Bruno Amadio, un artista italiano conocido bajo el seudónimo de Giovanni Bragolin. El pintor y veterano de la Segunda Guerra Mundial se inspiró en el sufrimiento de los niños que veía en las aldeas por las que pasaba siendo soldado y creo las pinturas llamadas “Los Niños Llorones”.

Pero no tardó en adoptar el apodo de pintor maldito, ya que al no obtener la fama que esperaba se dice que pactó con el demonio para alcanzar celebridad, pero esta no llegó de la forma en la que esperaba.
La primera tragedia ligada a una de sus pinturas ocurrió en la década de los ‘80, y fue informada por el diario The Sun, en el Reino Unido.
El 4 de septiembre de 1985 los bomberos de Yorkshire afirmaban que en las casas donde había alguna pintura de la serie “Los niños llorones”, las copias se encontraban intactas, pero todo a su alrededor ardía, y afirmaban que a ellos no se les permitía poseer una copia de esas pinturas. Para finales de ese mismo año, el mismo periódico organizó quemas masivas de los cuadros enviados por sus lectores.
La serie alcanza las 27 pinturas, y una de ellas, “El niño que llora”, fue la más encontrada en las casas, y se dice que esa misma fue la que regaló Bragolin a un orfanato en el que también ocurrió un incendio terrible que terminó con la vida de sus habitantes.

No obstante, fue esa misma pintura la que se comercializó en distintos países, y hay historias tanto en Argentina como en Chile sobre la supuesta mala suerte que recae sobre las casas en las que se encuentra.


Tras conocer esta loca historia y ver dónde estaba situado el cuadro en ese tétrico comedor, se me pusieron los pelos de gallina.

El resto de la casa es pura decadencia mezclada con los vestigios que quedan de las personas que habitaban aquí. Una muestra más de la historia pasada de una casa condenada al olvido.