El pazo del anarquista


Como bien figura aun en un escudo heráldico de la fachada, este antiguo pazo rural perteneció a una familia de linaje. Tras su marcha hace ya muchos años, la vivienda paso a ser propiedad de otras personas, que parece que solo se interesaron por los terrenos para el cultivo de viñedos.
La curiosidad de este lugar viene dada por la última persona en habitar entre estas paredes. Cabe la posibilidad de que fuera familia o un propietario legal de la casa, aunque con mucha certeza fuera una persona que okupó el pazo ilegalmente para hacerse su nueva vida en una estancia mejor.
Pues sin conocer bien su repentina marcha del lugar hace ya varios años, las habitaciones están llenas de curiosidades de esta peculiar persona de un claro estilo punk y anarquista.
La estancia en peor estado, debido a la caída de parte del tejado, era una habitación llena de peluches y juguetes muy siniestros. En el dormitorio principal, donde parece que hacía más vida esta persona, había numerosos objetos y pintadas anarquistas. Había de todo, libretas con dibujos de mucho mérito hechos a boli, calaveras por todos lados, armarios llenos de ropa, una nintendo del 91… aunque lo que más llama la atención son dos guitarras, ahora dueñas de las telas de araña.
Sin duda un lugar bastante siniestro, en el que se mezclaba el antiguo mobiliario del pazo (lo más conservado en el comedor) y las pertenencias de este okupa.








































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