El manicomio (1ª parte)

Este gran complejo hospitalario fue inaugurado a principios de los años 50. Su función era la de un manicomio, albergaba personas con todo tipo de problemas mentales. En aquella época apenas había tratamiento médico para estos trastornos, por lo que las medidas eran realmente drásticas. Muchos pacientes pasaron casi su vida internados, sin apenas familia y apoyo externo terminaban sus vidas allí, por eso el centro contaba hasta con un cementerio propio para enterrar a los fallecidos que no eran reclamados, hoy en día también abandonado y olvidado. La capacidad de ocupación de este manicomio doblaba su limite y la convivencia de muchos internos dentro de estas paredes fue insufrible. Se recuerdan verdaderas historias de terror, por destacar alguna os cuento la de una joven llamada Virtudes. Esta niña nacida en 1958 en una localidad cercana al manicomio, nació con retraso mental y signos de locura. Paso sus primeros 15 años de vida encerrada por sus padres en un pequeño lavadero rodeado de espinas, únicamente alimentada una vez al día. Posteriormente fue internada en el centro y en uno de sus ataques de locura se arrancó los ojos y comenzó a comerse los dedos, por lo que se optó por atarle las manos a la espalda. En posición fetal y maniatada pasó sus siguientes y últimos años de vida en una celda de este centro. El caso de Virtudes fue investigado y aun se recuerda entre los antiguos pacientes. La visita fue de todo menos acogedora conociendo esta escalofriante historia antes de explorar el lugar, y lo impactante fue ver aun su nombre en la celda y en un estante donde estarían sus pertenencias.

Con este sabor de boca va esta primera parte del reportaje, centrada en sus laberínticos pasillos, patios exteriores y algunas de las celdas, no habitaciones, celdas.