En esta segunda parte del reportaje muestro el interior del hotel, expuesto a la húmeda
intemperie al estar abierto por todas partes. Mi experiencia fue la siguiente:
Este hotel es un lugar bastante conocido en internet, por lo
que me resultó sencillo encontrarlo hace ya un par de años. Es un sitio que lo
tenía marcado pero que nunca sabes si algún día tendrás la suerte de visitar. Pues bien,
hace un año viajé con mi familia a las Azores, sin saber que al año siguiente
estaría de Erasmus allí y podría visitarlo las veces que quisiese, así que fueron cuatro
días en los que no podía faltar la visita al hotel.
El clima en las islas es húmedo y lluvioso, pero durante la estancia
tuvimos suerte, días despejados y temperatura agradable. Subiendo a la cima
donde se encuentra, una densa niebla comenzaba a aparecer. Pensé que
llegaríamos y no se iba a apreciar ni el hotel ni sus vistas, pero fue cuestión
de un rato y desapareció. La primera impresión de la fachada fue increíble, aun
con la niebla estancada, parecía un edificio fantasma.
Según entras, te
encuentras con un impactante hall
principal, con el techo al descubierto iluminando el mosaico del suelo, hecho
por un artista este verano, encontrándose antes lleno de escombros. Me
sorprendió ver cantidad de turistas curioseando por el lugar, ya que las vistas
a los lagos desde las habitaciones del hotel son espectaculares. Habitaciones
prácticamente iguales, totalmente vacías, donde te asomas al balcón y te sigues
sorprendiendo del entorno donde te encuentras.
Un hotel cinco estrellas
abandonado en lo alto de una colina donde alrededor no hay más que un hermoso paisaje.
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